Los problemas o trastornos del movimiento son un grupo de patologías que afectan al sistema nervioso. Causan movimientos anómalos como temblores, espasmos e incluso, en algunos casos, provocan la ausencia de movimiento. Dichas dolencias pueden afectar a nuestro día a día. Impidiéndonos realizar tareas tan cotidianos como caminar.
Estos trastornos y temblores pueden deberse a un motivo genético, estar provocados por algún accidente o lesión, por enfermedades del sistema nervioso o incluso ser consecuencia de los efectos secundarios de algún medicamento.
Obviamente el riesgo de sufrir algún tipo de trastorno en el movimiento aumenta con la edad. La edad media es 60 años, no obstante, alrededor del 5 al 10 por ciento sufren un inicio temprano de la enfermedad apareciendo esta antes de los 50 años. En muchas ocasiones está relacionado con la aparición de dolencias cardiovasculares o de la diabetes.
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Síntomas
Los primeros síntomas que podemos apreciar son:
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- Aparecen los temblores, o movimientos musculares que suelen ser rítmicos. Son totalmente involuntarios y causan espasmos en una o más partes del cuerpo. Normalmente suele ser en las manos, pero también pueden producirse en otras partes del cuerpo como las piernas, los brazos o la cabeza.
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- Se producen espasmos que pueden ser intermitentes. Como por ejemplo, apretar un puño o torcer un pie.
- Aparecen dificultades para caminar. Haciendo que sea muy costoso el movimiento y que se tienda a arrastrar alguna de las piernas.
El Parkinson, la causa más común
Uno de los trastornos del movimiento más común y donde los temblores son más apreciables, es la enfermedad de Parkinson. Una enfermedad degenerativa del sistema nervioso en la que progresivamente van apareciendo temblores, rigidez y como consecuencia dificultad para caminar y realizar otras muchas actividades de la rutina diaria.
El Parkinson comienza con pequeños temblores. Que pueden pasar desapercibidos en un primer momento. La alarma surge cuando notamos que, por ejemplo, las manos nos tiemblan de un modo más acusado de lo habitual. El temblor que aparece cuando estamos en reposo, sin realizar ningún movimiento es el que se asocia a la aparición del Parkinson y con el fallo de la sustancia dopamina en el cerebro.
Los síntomas del Parkinson son por desgracia muchos más que los temblores, que son lo más visible, problemas y lentitud en el movimiento, rigidez, problemas de sueño, de memoria, dolencias gastrointestinales, como el estreñimiento y problemas urinarios, además de afectar profundamente al estado de ánimo.
La rigidez gestual es otro de los síntomas más visibles de esta enfermedad. Poco a poco los músculos de la cara se van deteniendo hasta provocar una inexpresión muy acusada.
Los problemas al caminar, el mayor inconveniente
Como comentábamos, uno de los mayores inconvenientes con los que se encuentran las personas que sufren de temblores es la dificultad de movimiento, sobre todo al caminar, esto se debe a la inestabilidad postural que provoca la enfermedad y que hace que el equilibrio se deteriore considerablemente.
Uno de los factores que más afectan a la calidad de vida de las personas con Parkinson es el deterioro a la hora de caminar, se ven dañadas la velocidad de la marcha y la distancia de la zancada ya que los que la sufren cambian el espacio entre los pies poniendo uno enfrente del otro lo que les dificulta el caminar.
También suelen bloquearse a la hora de comenzar a caminar y se quedan parados dando la sensación de que tienen los pies pegados al suelo. Pero también es importante saber que no todo temblor es sinónimo de padecer Parkinson, hay diferentes tipos de temblores que pueden ser indicadores de alguna otra dolencia o enfermedad del sistema nervioso o enfermedad degenerativa.
Una solución a los temblores
Existe una solución que se está aplicando a pacientes que sufren temblores muy bruscos conocida como estimulación cerebral profunda y que consiste en un electrodo que se implanta quirúrgicamente en el cerebro, es similar a un marcapasos, por otro lado se implanta un generador de pulsos (batería) en el tórax debajo de la clavícula. Este aparato envía señales eléctricas que “cancelan” esos ritmos anómalos que provocan esos temblores.
Por supuesto la fisioterapia es muy importante para ir frenando, en la medida de lo posible, los síntomas. Realizar ejercicio físico concreto ayudará a retrasar esa pérdida de movilidad.
Ante todo, el aspecto anímico es fundamental, afrontar la realidad del Parkinson es muy importante y hay que intentar mantener, en la medida de lo posible, nuestras rutinas diarias y no venirse abajo. Que los temblores y el resto de dificultades no impidan disfrutar de una buena calidad de vida.
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