Nuestro amigo José de Almería nos pregunta cómo se puede diferenciar un colchón de látex natural de otro de látex sintético. Antes de hablar de diferencias, queremos aclarar que a pesar de que la publicidad anuncia colchones de látex 100% naturales, éstos no existen como tal, ya que este material es líquido por lo que el núcleo del colchón no puede estar formado en exclusiva por látex, ya que no tendría la suficiente consistencia para soportar el peso del durmiente.
Concretamente, el látex natural es un líquido compuesto por grasa, ceras y resinas que encontramos en el citoplasma de plantas angioespermas y hongos. Este líquido es tratado con productos naturales y sintéticos para conseguir la consistencia necesaria. Tras varios años de controversia y publicidad engañosa, el sector del descanso acordó que se denominarían colchones de látex natural siempre y cuando estén compuestos como mínimo por un 85% de este material. También que si contenían menos del 20% de látex natural el fabricante debía identificarlos visiblemente como «látex sintético», y que los colchones sin látex en su núcleo pero sí en sus acolchados no podían comercializarse como colchones de látex.
Una vez aclarada esta confusión, veamos las diferencias entre el látex natural y el sintético en cuanto a:
Firmeza. Los colchones de látex naturales al ser más elástico son menos firmes, más blandos que el sintético, siempre y cuando comparamos colchones con la misma densidad de látex.
Adaptabilidad. El látex natural es mucho más elástico que el sintético, por lo que los colchones de látex natural ofrecen una mayor adaptabilidad, flexibilidad, suavidad.
Zonas de descanso. El colchón de látex natural puede contar con hasta siete zonas de firmeza claramente diferenciadas, mientras que el sintético como máximo puede ofrecer tres.
Alergias. El látex natural como hemos dicho proviene de las plantas, mientras que el sintético se obtiene del petróleo. A la hora de elegir entre uno u otro material, hemos de tener en cuenta si el durmiente es alérgico al látex, en este caso deberá optar por el sintético, aunque hemos de tener en cuenta que hay personas alérgicas a los derivados del petróleo.
Transpirabilidad. El látex sintético no sufre los efectos de la humedad como el látex natural, por lo que no aparecerá moho ni proliferan los ácaros en él, si no cuenta con una buena transpiración.
Color. El látex natural tiende a amarillear, mientras que el sintético es más blanco.
Pero sin duda, lo que debemos ver con atención para poder diferenciar un colchón de látex natural de otro sintético es la etiqueta del fabricante. En ella debe expresarse claramente si es natural o sintético. Que no os lleven a equívocos las palabras látex Eco o látex natura, en estos casos no son colchones de látex natural.
Independientemente de que el látex del colchón sea natural o sintético hemos de saber que este tipo de modelos se suelen caracterizar por ser colchones de gran adaptabilidad, son colchones blandos, destacan por su elasticidad, lo que los hace ideales para camas articuladas, para el descanso de personas mayores con dolencias que le suponen el pasar mucho tiempo encamados. Eso sí, el látex no suele recomendarse para durmientes con un elevado peso, siendo ideal para niños y adolescentes.
A la hora de mantener un colchón de látex natural es importante seguir una serie de recomendaciones. Son colchones que necesitan una gran transpiración, conviene apoyarlos sobre somieres o canapés de láminas, no se recomiendan para zonas y casas con una gran concentración de humedad, usar una funda protectora y transpirable que proteja el colchón. Conviene girarlos cada cierto tiempo, tres meses máximo y si el acolchado es igual en ambas caras, también es importante voltearlo para que no se deforme. Una última recomendación, este tipo de colchones con núcleo de látex deben tener un núcleo de 15 cm de altura como mínimo, para que tengan la suficiente consistencia.