Esteban de Jérez nos pide ayuda para saber cómo enseñar a los niños a dormir. Nos comenta que tiene un niño pequeño y no ha conseguido que tenga un hábito de sueño. Nos pregunta cómo puede inculcar buenos hábitos de sueño a su niño. Además, le gustaría saber cuántas horas debe dormir su pequeño y cómo puede conseguir que deje de dormir en la habitación con ellos. ¿Cómo puede conseguir qué duerma en su cama? ¿A qué edad conviene que haga su propia cama?
En Colchones.es vamos a intentar dar respuesta a esta consulta, sabiendo que no existe una solución única. Cada niño es un mundo, al igual que lo son sus padres. No todos los métodos que hay hoy en día funcionan en todos los niños y padres. Nuestro primer consejo: La paciencia es fundamental.
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Cuántas horas deben dormir los niños pequeños
El sueño es muy importante en las edades tempranas, ya que un buen descanso ayuda al correcto crecimiento y la salud de los más pequeños. A medida que los niños van cumpliendo años, sus necesidades de sueño varían. Vemos las necesidades según los grupos de edad.
El sueño de los bebés
Según explica la National Sleep Foundation de Virginia (EEUU), las horas que debe dormir un recién nacido, hasta los tres meses, serían entre 14 a 17 horas.
Estas horas de sueño se reparten a lo largo del día y la noche, teniendo en cuenta que el recién nacido no sabe distinguir entre ambas franjas horarias. Son horas de sueño interrumpidas. No las duerme de un tirón, hay pausas de sueño para alimentarse. A medida que el bebé va cumpliendo meses, pasa más tiempo despierto.
Desde esta Fundación estadounidense también se dice que puede ser que haya bebés más inquietos que duerman solo entre 11 y 13 horas. Habrá otros que sobrepasen las 18 horas. En estos casos si tenéis preocupaciones preguntar a vuestro pediatra y él os sacará de dudas.
Horas de sueño desde 1 hasta 5 años
Lo más conveniente para niños pequeños de entre 1 a 5 años es dormir alrededor de 12 horas, durante la noche. Esto ayuda a que se recuperen de su actividad diaria y a que sus huesos crezcan fuertes y sanos.
Consultando a los expertos de la National Sleep Foundation, podemos dividir la etapa de entre 1 a 5 años, en dos subetapas. La de los niños de 1 y 2 años que requieren de más horas de sueño. Lo más adecuado es que duerman entre 11 y 14 horas. No deben dormir menos de 9 horas y tampoco es bueno que duerman más de 15 horas. Ya cuando los niños están en edad preescolar, esto es entre los 3 y 5 años, estas horas de sueño se reducen. Los expertos hablan de que duerman entre 10 y 13 horas.
¿Dónde debe dormir un recién nacido?
Hay varias opciones a la hora de elegir la cama para los recién nacidos: cuna, moisés, mini cuna, cuna colecho. Elijas la opción que elijas debes primar la seguridad del bebé (que no se pueda caer, que no se ahogue con las mantas, que no se sienta excesivamente acogido).
El moisés o canasto es para los primeros meses de vida, cuando el bebé crece o cuando se mueve en exceso, es hora de pasarlo a un espacio de descanso más grande. La mini cuna suele permitir que este paso a la cuna sea un poco más largo. Si un bebé se despierta mucho por las noches puede ser porque ya es grande para estar en este tipo de camas.
Los primeros meses de vida, puedes probar el colecho
Las cunas de colecho nos permiten dormir con nuestro bebé pegado a nosotros. Son muy prácticas sobre todo en la lactancia ya que no es necesario levantarse para coger al bebé, lo tenemos a nuestro lado. Pero el bebé puede moverse y ocupar nuestra cama, por lo que debemos estar atentos para no lastimarlo.
El colecho o dormir en la misma cama es una técnica que se utiliza para que los niños duerman mejor. Al sentir el cuerpo de los padres a su lado se relajan y tienen sensación de calidez y seguridad. Pero esta técnica resta intimidad a la pareja y requiere de camas grandes para que todos puedan dormir cómodamente o adquirir una cuna de colecho.
Dormir en la cuna
Las cunas son perfectas como equipo de descanso hasta que el bebé cumpla unos dos años, momento en el que debemos pasarlo a una cama adecuada para él. A la hora de elegir la cuna debemos tener en cuenta las cuestiones de seguridad: los barrotes de la cuna deben ser de 6 cm de ancho o más y una altura de más de 60 cm para evitar que el bebé pueda trepar.
El mejor colchón para cuna
Para completar la cuna es importante adquirir el somier y colchón adecuado para el descanso de nuestro bebé. Os aconsejamos un somier de láminas para que permita la transpirabilidad del colchón. El colchón debe ser firme, para que la espalda esté en posición correcta, pero no excesivamente duro. No son adecuados los colchones blandos porque pueden envolver en exceso al bebé y agobiarlo. En definitiva, debe ser firme pero adaptable, es decir que no ejerza presión sobre el cuerpo del bebé. Y muy transpirable.
Desde Colchones.es os recomendamos los colchones de muelles, pueden contar con un acolchado ligero de viscoelástica, fibra o látex. Las medidas estándar en España para colchones de cuna son 60 x 120 y 70 x 140 cm. Su apoyo debe ser sobre base o somier de láminas. El somier de madera de haya reduce las alergias. En los primeros meses de vida no es aconsejable usar almohada.
Cómo pasarlo a su habitación
Una vez cumplidos los dos años, o incluso antes, si observamos que el niño ya está incómodo en la cuna, es el mejor momento para pasarlo a su habitación y cambiarlo de la cuna a la cama. Este paso puede ser complicado y requiere tiempo para adaptar a los más pequeños. Os damos algunos consejos.
Si los niños son muy pequeños, cuando aún no son capaces de hablar o comunicarse, es difícil conocer la causa de que quieran dormir en nuestra cama. Puede haber varias, pero la mayoría de las veces se traduce en que los niños quieren dormir protegidos, sentir la seguridad que les ofrecen sus padres, ya sea por miedo a la oscuridad, a estar solos…
Si nuestro hijos son ya capaces de hablar, es conveniente abordar en una o varias conversaciones por qué quieren dormir con nosotros. Conocer la causa es de mucha ayuda para buscar una solución. Veremos que en muchos casos el miedo a estar solos, a no estar protegidos, será la circunstancia que les lleva a invadir nuestra cama.
Por tanto, en la medida de los posible debemos conseguir que nuestros hijos se sientan protegidos sin tener que dormir con nosotros. ¿Cómo conseguir esta sensación de seguridad?
Afrontar el reto de dormir a los niños
Quizá sí exista una consigna en común para enseñar a los niños a dormir. Creemos que los niños captan nuestros sentimientos. Por ello, es importante transmitirles paz y seguridad, si nos desesperamos, los niños captan nuestra desesperación y la mimetizan, poniéndose nerviosos y dificultando así su sueño. Lo más importante, a nuestro parecer, es no perder la paciencia, estar tranquilos.
Si transmitimos tranquilidad, el niño logrará dormirse antes. Para ello podemos aplicar técnicas de relajación: suaves masajes de pies, manos, caricias en la cara del bebé. Todo con el fin de que se calme. Podemos utilizar también luces tenues, música relajante, contarle alguna historia con voz delicada y con contenido relajante. No conviene agitar al niño. También puede ayudar a que el niño duerma en su cama, acudir a determinados objetos que le den seguridad. Dormir con algún muñeco, osito, mantita.. con la que el niño se sienta acompañado y protegido.
Una vez que el niño duerme en su propia cama, hay distintos métodos, para enseñar a los niños a dormir, que podemos aplicar. Uno es la opción de acompañarlos hasta que se duerman, pero muchas veces nuestro ritmo de vida no nos permite pasar, en algunas ocasiones, varias horas a su lado y acabamos por desesperarnos, lo que afecta negativamente.
Métodos para dormir a los niños: Montessori y Estivill
Otras personas aplican el método Montessori, dejando al niño que elija su propio ritmo, facilitando que duerma cuando tiene sueño. Así las habitaciones están diseñadas para que el niño esté cómodo y pueda acceder a la cama sin necesidad de un adulto. Poniendo el colchón a ras de suelo, o a una altura baja que permite que el pequeño se acueste por sí solo cuando necesite dormir.
También esta el método Estivill, que consiste en dejar solo en la habitación al niño y dejarle llorar. Volveremos a la habitación cada ciertos minutos para tranquilizarlo y volveremos a salir, repitiendo el proceso hasta que se duerma. No todas las personas pueden aplicarlo. Tendemos a sobreproteger a nuestros hijos y nos cuesta mucho oírlos y verlos llorar. Pero los defensores de este método aseguran que si somos capaces de dejarlos llorar, en poco tiempo el niño aprende a dormir solo.
Se necesita paciencia para que los niños cojan un hábito de sueño, de ahí que es importante seguirlo a conciencia con una pautas repetidas todas las noches, si rompemos estas pautas, será más difícil que el niño se acostumbre.
Aunque el niño se despierte durante su sueño, no debemos sacarlo de su cama. Debemos acudir a él y hacerle saber que estás pendiente, acompañarlo hasta que se vuelva a dormir. Sabemos que es muy fácil decirlo, pero no tanto hacerlo, supone pasar malas noches y nuestra paciencia puede que no lo soporte, pero cuanto más cedemos más difícil será conseguir que duerma en su cama.
Colchones adecuados para niños pequeños
Los niños y niñas pequeñas requieren de colchones de firmeza medio alta, para que su espalda crezca de forma saludable. Los colchones de firmeza medio alta de 4 sobre 6, son muy recomendables.
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Además como los niños y niñas pequeñas suelen sudar mucho durante el sueño, desprenden calor, necesitan colchones muy transpirables. Es importante que este sudor no penetre en el interior del colchón, ya que la humedad es caldo de cultivo de bacterias y microorganismos que dañan el colchón y pueden perjudicar la salud de los más pequeños.
Los colchones que aúna firmeza y transpirabilidad, son los colchones de muelles tradicionales, muelles ensacados. Pero también hay colchones de espumación de firmeza alta, pero en este caso su grado de transpirabilidad es menor.
Según sea el colchón que elijáis para el descanso de vuestro hijo, varía la base de descanso adecuada. Si optáis por los colchones de muelles o muelles ensacados os aconsejamos bases de tapa rígida que suman firmeza. Si compráis colchones de espumación, en este caso apoyarlos sobre somieres de láminas para que ventilen correctamente.
También os aconsejamos proteger los colchones infantiles con una funda o cubre colchón, fabricada en material transpirable e impermeable. Con ella evitamos que las posibles pérdidas de orina de los más pequeños y el sudor, penetre en el interior del colchón.
Hábitos que ayudan a los niños a dormir mejor
Independientemente del método que elijáis es importante inculcar en los más pequeños una serie de hábitos que les ayudarán a dormir mejor y a obtener una rutina de sueño. Tenemos que tener en cuenta a la hora de aplicar estas rutinas, las edades de nuestros hijos. Porque no todas las edades tienen las mismas necesidades: horas de sueño, alimentación…
Atendiendo a las edades, os aconsejamos una serie de hábitos que nos ayudan a dormir a los niños.
- Seguid una rutina diaria cuando se acerca la hora de dormir. Si todos los días, antes de acostarlos realizamos las mismas tareas, el niño entenderá que se acerca la hora de dormir e irá preparándose para acostarse. Dependiendo de la edad, tendremos que acostarlos antes para que cumplan con las horas de sueño que necesitan. Por ejemplo, podemos bañarlos a la misma hora para relajarlos, no darles cenas muy abundantes para que no estén llenos, leerles un cuento que les tranquilice, acostarles a la misma hora para que su cuerpo se acostumbre….
- Durante el día es muy importante que los niños realicen ejercicio, puedan gastar energía, para que cuando llegue la hora de acostarse estén cansados. Si lo niños no tienen actividad, será muy difícil que duerman correctamente. Además, el ejercicio debe evitarse en las horas previas a ir a dormir, porque el ejercicio les activa y será más difícil relajarlos. Además, la actividad física ayuda a que los pequeños no padezcan obesidad.
- Evitad el exceso de tecnología antes de ir a dormir. Si los niños usan tablets, móviles, juegan a la consola en la hora previa a acostarse, la excitación que estas actividades tecnológicas generan, impedirá que se relajen para dormir.
- Debemos cuidar el aporte calórico de la cena. No es conveniente que los niños tomen cenas copiosas antes de ir a dormir. Lo mejor sería cenar dos horas antes de ir a la cama. Para antes de acostarse y con el fin de relajarlos, pueden tomar un vaso de leche. Esta rutina, también les hará entender a los más pequeños que es hora de ir a dormir. No olvides que vayan a orinar justo antes de acostarse, de este modo se evita que mojen la cama o se despierten de madrugada con ganas de hacer pipí.
- También, mejora el sueño y facilita que los niños se duerman antes, mantener un ambiente relajado en la habitación. Conviene mantener la temperatura del dormitorio entre 20-22 grados, reducir los ruidos al máximo y dejar una luz tenue, para que no sientan miedo a la oscuridad. Es importante, que el niño se sienta cómodo y seguro en su habitación.
La importancia de que los niños colaboren en casa
Es positivo que desde pequeños les inculquemos la importancia de colaborar en casa, que vean que no es una responsabilidad únicamente de los padres, sino que ellos también pueden ayudar. Esto además de enseñarles que existen ciertas normas y rutinas dentro del hogar, les ayudará a sentirse útiles y valorados.
En nuestro afán por ofrecer a nuestros hijos lo mejor, les apuntamos a multitud de actividades extra escolares, ya sean deportivas o de idiomas y con el estrés y las prisas diarias, a menudo se nos olvida educarles en ciertos valores. Asignarles ciertas tareas dentro de casa será beneficioso para ellos ya que les ayudarán a aprender a ser independientes y a saber desenvolverse.
Lo importante es empezar lo antes posible, aunque los niños sean pequeños hay tareas que pueden ir realizando acorde con su edad, desde ayudar a poner la mesa con 4 ó 5 añitos hasta hacer su cama con 8 años.
Enseñar y animar a los pequeños
Cómo enseñar a nuestros hijos y prepararles para la vida adulta, es una tarea muy complicada. No hay un manual que nos sirva de forma universal para todos los pequeños. Cada niño tiene su personalidad, su carácter, su sensibilidad… y como tal debemos tratarlos distinto.
La gran mayoría de especialistas en psicología infantil remarcan la necesidad de ir haciendo partícipes a los más pequeños de las tareas del hogar. Recoger sus juguetes, ordenar su habitación, ayudar a poner la mesa, a retirarla…, son pequeñas tareas que pueden realizar y que les ayudan a sentirse útiles. El objetivo es conseguir que los niños hagan estas tareas no porque se sientan obligados, sino porque se sienten útiles.
La actitud de los padres, fundamental
Una vez ha quedado claro que las tareas del hogar son cosa de todos, como si fuésemos un equipo, la segunda tarea que debemos poner en práctica los padres es tener paciencia. Aprender a realizar ciertos trabajos dentro de casa puede resultar un proceso lento, sobretodo para un niño, por lo que no debemos dejar que las prisas o el cansancio por parte de los padres provoque que la tarea la terminemos haciendo nosotros.
Cómo hacer la cama
No hay en sí una edad que se considere la más adecuada. Habrá niños que estén preparados y quieran hacerse la cama a una edad más temprana que otros. Como decimos cada pequeño es distinto.
Es muy útil iniciar el proceso de aprendizaje siempre guiado por un adulto. Dejar que nos ayuden a hacer su propia cama. Explicarles pacientemente cómo se hace una cama. Ayudarles en los primeros pasos y dejarles que experimenten. No podemos exigirles que la cama quede perfecta, poco a poco irán aprendiendo cómo hacerla.
Según el tipo de cama, tendrán más o menos dificultades para hacerla. Si una cama está pegada a la pared, necesitamos separarla un poco para moverla. Un niño pequeño necesita ayuda para ello. Sin embargo, si la cama tiene sus laterales libres, será más fácil para el niño hacerla.
También interviene el factor altura. Los niños muy pequeños, si duermen sobre camas altas, como puede ser la cama superior de un somier nido o canguro o una cama con canapé, que suelen ser más altas, tiene más difícil acceder fácilmente para poder estirar las sábanas correctamente.
La época del año también influye. En verano es mucho más sencillo y rápido hacer la cama. Simplemente con estirar las sábanas y quitar las arrugas de la sábana bajera es suficiente. En las estaciones más frías con las colchas, edredones, fundas nórdicas hay más peso y un niño de temprana edad tendrá mucha dificultad para hacerlo.
Es importante, por tanto, que el padre o la madre ayude al niño en los primeros pasos. Animarle en el proceso de aprendizaje y no reñirle porque el resultado no sea el adecuado. Poco a poco es como aprenderá a hacer la cama.
A partir de los 8 años aproximadamente los niños son perfectamente capaces de hacer la cama por ejemplo, debemos enseñarles los pasos a seguir y que sean ellos mismos los que, tras levantarse por la mañana, abran la ventana para que las sábanas se aireen.
Debemos confiar en nuestros hijos y no subestimarlos, son perfectamente capaces de hacer más de lo que creemos o les dejamos hacer y lo más importante, les inculcaremos que hay que colaborar en casa como miembros valiosos de la familia que son.
Si tenéis alguna consulta sobre descanso que queréis hacernos llegar. Podéis escribirla en el campo de comentarios, en el formulario de contacto del principio de página o llamar al teléfono gratuito 900.701.086, de lunes a viernes de 8 am. a 20 pm.
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