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El descanso del bebé y su colchón más adecuado

A la hora de elegir un colchón para su bebé, los padres lo primero que miran es el descanso, confort, bienestar y seguridad para su hijo. Lo más importante es que el niño descanse bien y para eso necesita hacerlo sobre un soporte adecuado que le evite riesgos para su salud en un futuro.

El descanso del bebé es muy importante para el desarrollo del niño y desde el principio y como consejo para los padres, hay que seguir una serie de hábitos para que el niño se acostumbre a eso y no a otras cosas. Porque el niño nace sin saber, aprende lo que se le enseña, de ahí la gran importancia de los hábitos a la hora del descanso. Hay que enseñarlo y acostumbrarlo a cuándo es de día y cuándo es de noche porque ellos no lo saben y eso se consigue a base de una serie de criterios, porque tienen que seguir unos patrones de sueño apropiados para su edad.

Hay que enseñarles que dormir es algo agradable y no un castigo. El niño debe descansar y hay que acostumbrarle a que no puede prescindir del sueño. El sueño lo debe entender como algo agradable, placentero y por eso también es tan importante elegir el soporte donde va a descansar nuestro bebé.

Inculcarles que se descansa por la noche. La cuna ahora es su lugar de descanso y no se debe alterar bajo ningún concepto. Tiene que saber que se descansa por la noche y su lugar es la cuna. No acostumbrarles a dormir por ejemplo en biberón o pecho.

Dormir solo y cenar tarde. No deben asociar el dormir solo como algo negativo. Una forma de que el bebé a pesar de sus tomas que, según su edad serán cada dos o tres horas, duerma de tirón durante toda la noche es retrasar al máximo la última toma de la noche. Hay que acostumbrar al bebé a tener unas rutinas. A tener sus tiempos de comer y de dormir, adecuado por supuesto a los meses.

Baño antes de dormir. Le ayudará a relajarse, si se hace a última hora, el bebé conseguirá una mejor forma de coger el sueño.

Lugar adecuado para el descanso. Colchón no demasiado blando y que el aire no se vea absorbido por mantas, almohadas, etc. que tenga bastante aire para respirar.

La postura del recién nacido imita la posición fetal. Si se le pone boca abajo, adopta la de la rana o forma un ovillo. Acostado sobre una superficie firme, puede mover la cabeza hacia los lados y, si se le apoya sobre el hombre de un adulto, puede levantarla. Sentado, su cabeza cae hacia atrás o adelante. Al mes, su cabeza oscila sin apoyo, pero, si se le mantiene sentado, la sostiene en línea con la espalda. Puesto de espaldas, rueda hasta quedar de lado.

Cómo duerme un bebé

En cuanto nace, el bebé suele estar despierto durante una o dos horas, y luego se sumerge en un sueño profundo. Después, suele dormir de 14 a 18 horas al día y sólo está despierto unos 30 minutos cada cuatro horas.

Un niño de un mes duerme 14 horas al día o más. Hacia el final del primer mes, los siete u ocho períodos diarios de sueño se van reduciendo a tres o cuatro y un bloque de cinco o seis horas de sueño nocturno. De todos modos, estas pautas son muy variables y no importa lo poco o mucho que duerma el niño ni tampoco que mientras duerme haga muecas, grite, se asuste y se mueva sin llegar a despertarse, porque su sueño es ligero.

La habitación del niño tiene gran importancia para su salud. Durante la primera infancia su habitación debe estar contigua o cercana a la de sus padres para facilitar su vigilancia y control. El recién nacido puede estar en un rincón de la alcoba de los padres únicamente durante las primeras semanas de vida, para poder observarlo mejor. Debe tener buena ventilación, mucha luz y sol, ser amplia, sencilla, de colores alegres, con paredes y suelos lavables; los muebles serán los más indispensables y sin salientes a fin de evitar accidentes y golpes. La temperatura será de 18º C durante el día y no superior a 16º durante la noche. La calefacción, si es necesaria, será central o eléctrica. El grado de humedad es muy importante para la salud del niño sobre todo cuanto menor es su edad y durante el verano; el grado óptimo es de 60 por 100, no debiendo bajar de 40 por 100. En los días calurosos pueden pulverizarse dos, tres o más litros de agua con lo cual se consigue mantener la humedad necesaria y evitar la deshidratación.

El equipo de descanso del bebé: cuna, colchón, somier

El moisés es una cesta de forma especial convenientemente vestida, que descansa sobre un soporte, y en la cual se acuesta al recién nacido. A partir del tercer mes debe dormir en cuna, pues corre el riesgo de caer al darse la vuelta. La cuna debe ser fija, sin balanceo, pero con ruedas que permitan desplazarla al lugar más conveniente durante las horas del día. Puede elegirse entre la artística cuna de madera, con barandillas altas, e incluso graduables, que pueden evitar caídas, y la cuna de hierro cromado igualmente de barandillas. Los barrotes laterales serán lo más próximos posibles, a fin de que el bebé no pueda introducir la cabeza entre ellos.

El somier será tirante, sin muelles; el colchón duro, protegido por una funda trasnpirable e impermeable y un muletón; la almohada baja, nunca de plumas, aunque es preferible prescindir por completo de ella; el mosquitero sólo se utilizará si hay insectos en el ambiente del niño. La cuna se situará en un lugar sin corrientes de aire, nunca entre puerta y ventana. El niño dormirá en la cuna hasta que quepa en ella, aproximadamente hasta los tres años; al llegar a esa edad dormirá en una cama.

Por lo tanto, el bebé tiene que tener un lugar de descanso correcto y firme para su descanso, que le mantenga la espalda recta para evitar futuros problemas. Se recomendaría principalmente un colchón de muelles, seguido de uno de viscoelástica y en último lugar uno de látex. Necesitan que sean colchones firmes, que los tejidos de los que están realizados sean transpirables y que en el caso de que el bebé se diera la vuelta no tuviera problemas para la respiración.

Las medidas estándar en España para colchones de cuna son 60 x 120 y 70 x 140 cm. Su apoyo debe ser sobre base o somier de láminas.

Hay varios tipos de colchones para cunas,

Colchón de muelle. Es el más recomendable porque el cuerpecito se hunde menos y el bebé puede respirar mejor si por cualquier motivo se girase. Se recomienda que el grosor del colchón sea de unos 12 cm.

Colchón de látex. Tiene que ser de calidad. Lo que ocurre es que puede traer un inconveniente si el bebé suda mucho o que algunos niños, son alérgicos al látex.

Colchón viscoelástico. No son muy recomendables ya que aportan demasiado calor.

El colchón debe ser ni muy duro ni muy blando. Debe tener firmeza pero que no sea una superficie rígida. Se evitarán así problemas como el Síndrome de la Cabeza Plana. Tampoco debe ser plastificado ni tener protector de plástico ya que aumenta la temperatura corporal del bebé y eso no es bueno.

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