La psicología juega un papel clave en el sueño; si pasas el día yendo a toda prisa y con mil cosas en la cabeza, sin detenerte a meditar en lo que haces o pasar un rato tranquilo sin hacer nada, lo normal es que luego te cueste dormir.
Vivimos en una sociedad donde todo se hace demasiado deprisa, con demasiado estrés, y eso influye tanto en nuestros pensamientos, hasta el punto de que nos cuesta desconectar, nos supone un gran trabajo hacer el ejercicio de concentrarnos en algo que todos deseamos: descansar.
En este post queremos explicarte un poco más acerca del movimiento slow y como aplicar sus principios en nuestra vida, nos puede ayudar a dormir mejor. Es hora de reducir el estrés, la preocupación, la prisa y todo aquello que nos hace olvidarnos de disfrutar de las cosas que hacemos.
Aplicar la filosofía slow a tu vida
Si recuerdas, hace unos años Flex lanzó su campaña 40 días en la cama, donde una pareja (Ivan y Camy) decidía pasar cuarenta días en la cama para darnos a conocer los beneficios de una vida slow. Esta campaña ahondaba en el movimiento slow y trajo diferentes expertos y participantes de distintos ámbitos para aportar su punto de vista.
Como señalan en Ecointeligencia, vivimos como si no hubiera mañana, como si los recursos naturales fueran infinitos. Ante ese modo de vida desquiciado y acelerado, lo único que cabe hacer es bajar el ritmo. No se trata de acabar con todo. Llevar una vida slow no significa dejar de cumplir con nuestras responsabilidades; significa cumplirlas de otra forma.
Por ejemplo, si vas al trabajo andando, tu mente está concentrada en andar, observar lo que hay a tu alrededor, y sentir y disfrutar cada uno de tus movimientos, que serán pausados y metódicos.
Cuando hablas con alguien, no lo haces a toda velocidad, como una locomotora, irradiando nerviosismo, preocupación… Hablas más lentamente, midiendo las palabras, lo que tampoco es incompatible con ser sencillo e ir al grano.
Lo mismo cabe decir de otros ámbitos de la vida: las relaciones, los viajes, la cultura, los paseos… si nos proponemos ir despacio y tomar la vida con calma, disfrutaremos más de cada una de nuestras acciones.
La filosofía slow hace hincapié tanto en los pensamientos que tenemos como en nuestros movimientos. Nació en la Plaza de España en Roma, en el año 1986, cuando el periodista Carlo Petrini conoció que iban a poner un Mcdonald’s en este lugar histórico, oposición que puso la semilla de este singular movimiento. Más tarde, Carl Honoré escribió el libro Elogio de la lentitud, donde se defiende y teoriza sobre un modo de vivir más sosegado.
¿Cómo llevar el movimiento slow a nuestro dormitorio para mejorar nuestra calidad de vida? ¿Qué principios básicos podemos aplicar para disfrutar mejor de nuestro descanso?
Consejos para un descanso slow
La filosofía slow aplicada al sueño implica concentrarnos en una única tarea, relajarnos y dejar de lado todo lo que nos pueda estorbar.
- Escucha sonidos o música relajante. Si te cuesta empezar a moverte lentamente, pon una música de fondo muy suave que te ayude a desestresarte. No es necesario ponerse demasiado zen si no te gusta, pero tiene que ser algo tranquilo y que te relaje para prepararte para el sueño. También puede valer poner sonidos: las olas del mar, agua de lluvia, los pájaros cantando en un bosque…
- Ralentiza y saborea tus movimientos. Métete en la cama y ve cerrando poco a poco los ojos. Procura moverte con calma y no entrar a toda prisa bajo las sábanas. Enfócate en los detalles. Baja el ritmo. Recuéstate sobre la almohada y siente el murmullo de la fibra mientras te acomodas.
- Desactiva pensamientos del día. Si te asaltan pensamientos y preocupaciones, trata de sustituirlos. Si estás escuchando las olas del mar en tu mp3, trata de imaginarte que estás en la playa tomando el sol tranquilamente.
- Si puedes, ve a dormir pronto. No hace falta que te duermas todavía, puede ser simplemente un prolegómeno para saborear el momento. Puedes ponerte con un libro y una luz tenue, o escuchar música. Intenta disfrutar de la tranquilidad del descanso mientras aún estás despierto. Saborearás mucho más el sueño.
- Cena ligero. Las digestiones pesadas son enemigas del buen sueño. Además de que cenar ligero te ayudará a mantener la línea, es una manera de irse a la cama con menos tensión y sin estar escuchando el ronroneo del estómago. No obstante, cuidado: cena ligero, pero lo suficiente para no irse a la cama con hambre.
- Apaga el sonido y el vibrador del móvil, el ordenador, la tablet, la Wifi, todo. Usa un reloj despertador en lugar de la alarma del móvil para levantarte. No te puedes ni imaginar el grado de paz que se experimenta por la noche cuando, aunque alguien te envíe un Whatsapp o un correo electrónico, tú ni te enteras, ni te importa, porque ya lo mirarás mañana.
- Redecora tu dormitorio: para que todo en él te resulte relajante, creativo y tranquilizador. Si bien llevar una vida slow depende de nosotros y no de nuestro alrededor, eliminar las distracciones que pueda traer el desorden, o los muebles demasiado feos, u objetos que, cuando las luces están apagadas, puedan captar mucho nuestra atención, nos ayudará a estar más tranquilos.
Bueno, no te vamos a decir que tienes que seguir necesariamente estos consejos al pie de la letra. Precisamente, el movimiento slow no se basa en normas, sino en principios. Cada persona es un mundo y lo que a unos les puede relajar, a otros puede ponerles nerviosos.
La actitud es una de las claves más importantes. No te obsesiones con seguir unas normas de relajación. Haz descansar la mente, no la hagas trabajar más.
¿Crees que llevas una vida lo suficiente pausada y relajada? ¿Sigues algún tipo de ritual a la hora de prepararte para el sueño? ¡Comparte tus consejos con nosotros! Te invitamos a que nos los hagas llegar a través de los comentarios, o bien escribiéndonos un mensaje al Facebook de Colchones.es o por nuestro Twitter @colchonesES.